Recorrer el camino de la vida me ha hecho reflexionar sobre las múltiples oportunidades de crecer interiormente cuando se genera conciencia de lo que vemos miramos y observamos. No sé en qué momento aprendí la diferencia entre ver y mirar, partiendo de la respuesta emocional por el estímulo de los sentidos, aprovechándolos para hacer presencia plena conectando con mi interior, para crecer espiritualmente; explorar esa capacidad que tenemos los seres humanos de ir más allá de lo material, de buscarle sentido a nuestras acciones y a nuestra propia historia.
El tejido social como activo de salud en la ruralidad
El tejido social es definido como el entramado de relaciones personales, institucionales y estructurales que configuran a la realidad social (Sztompka, 1995). Este, lleva implícito vínculos fuertes entre los individuos y entre las comunidades humanas, que cuando están bien soportados en principios y valores, pueden generar cambios que se sostienen en el tiempo y que producen beneficios colectivos trascendentes (Finizola, 2018).
Las Ciudades y La Compasión
A medida que crecen los asentamientos urbanos, disminuye el contacto entre los individuos, la despersonalización en el trato se vuelve cotidiana y la sensación de estar solo en una jungla de cemento se hace más común en el sentir de cada uno. Cada día que pasa, la sociedad necesita de la creación de nuevos vínculos emocionales entre sus miembros, pues la soledad, la indiferencia y la apatía son la cuna de la violencia y el abandono.